El documental pone sobre el tapete la actitud anacrónica que tiene la Iglesia Católica en lo que a temas de sexualidad se refiere. No se detiene en la perspectiva histórlca sino que opta por averiguar que pasa hoy, a un año y pocos meses del 2000. Cómo se relaciona la Doctrina cristiana con el día a día de sus feligreses. Qué tanto se adapta a las necesidades y realidades actuales.

El punto de vista elegido en Las Lágrimas de Eros es el de mujeres y hombres católicos de distintas edades. Nacidos en el seno de familias católicas y educados en colegios católicos. Los testimonios cuestionan y dejan en evidencia cómo esta actitud de miopía de la Iglesia frente a la realidad, genera mentira, sentimientos de culpabilidad, bloqueo del erotismo - frigidez., embarazos no deseados, maternidad y paternidad involuntaria, abortos (con una mejor educación sexual y la aceptación de métodos anticonceptivos eficaces, muchos abortos serían evitables), muertes por la práctica clandestina del aborto, y su actitud con respecto al sida conduce al contagio y a la muerte.

Todo esto obliga a católicos practicantes y católicos catequistas a repensar su fe. A poner en tela de juicio la rigidez de las doctrinas. En algunos casos se plantea la pérdida de fe, en otros, la necesidad de distanciamiento, no de Dios, sino de la Iglesia que es la que pone las normas. Lo que coincide en todos es el deseo de una iglesia más flexible, más tolerante, más comprometida con la realidad, más responsable con el amor. Una iglesia con una nueva doctrina sexual.

"Las Lágrimas de Eros" es una realización de IMAGENES para la organización "Católicas por el Derecho a Decidir". Este documental con guión y dirección de Maida Moubayed (Sin pedir permiso, La caja de Pandora, ¿Cuántas veces más?, Distracción Fatal) combina los testimonios de los entrevistados con dibujos y pinturas de Pilar González, una coreografía cuya dirección estuvo a cargo de Florencia Varela y cuyos bailarines son Andrea Arobba e Ignacio Errandonea, y un video-clip del "Ave María" de Gounod interpretado por la mezzo-soprano Margarita Luongo.