"DE CABALLOS, ARROYOS Y JINETES"
A mi me enseñaron a respetar a los mayores, y el Presidente uruguayo Dr.Jorge Batlle, más allá de que algunos opositores aseguran que es muy menor, es mayor. Es verdad que él mismo se encarga de darle pasto a las fieras. Bueno, en realidad, darle pasto a las fieras es un dicho al que no le encuentro asidero. Yo no conozco ninguna fiera que coma pasto. Para mí, fieras son el león, el tigre, la pantera negra, el puma, la hiena, el gato montés, el leopardo, todos ellos carnívoros como mi viejo que no le cambiaba un churrasco jugoso por nada. No creo que al Dr. Batlle, se le ocurra ir al Jardín Zoológico a tirarle alfalfa, u otras hierbas vegetales, a un tigre. Francamente, no creo. Me niego a creerlo. Claro que él gusta jugar con las palabras, y no sería de extrañarse que aquel trabalenguas que dice: “Tres tristes tigres comen tres platos de trigo, en tres platos de trigo comen tres tristes tigres”, lo indujera a sostener que si comen trigo, bien pueden comer pasto. Aquí nos podríamos detener a investigar cual sería el comportamiento de tres tigres tristes. Es posible que al reunirse tres tigres afectados por la tristeza, le metan diente a lo que le pongan en un plato. Mi viejo mismo, carnívoro por oriental de pura cepa, sin necesidad de estar triste ni en trío, gustaba sus buenas ensaladas de lechuga y tomate, e incluso tenía un canterito plantado con radicha de corte que tiene una hoja amarga que maldita la gracia. También plantaba rabanitos, zanahorias, zapallitos y gladiolos, pero no vienen a cuento. El caso es que el Dr. Batlle, que recientemente nombró una “Comisión Asesora Sobre el Uso del Caballo”, vaya viendo, volvió a mencionar al noble equino. Durante el desfile del 18 de Julio, un periodista le preguntó si seguiría con la política económica actual, y él, con ese tono entre pícaro y sabio que le ilumina los ojitos, afirmó sentencioso, como si terminara de inventar la frase tocado por la inspiración creadora: “No se debe cambiar de caballo en la mitad del arroyo”. Le hablan de ministros y él sale con caballos. No creo que al entonces Ministro Bensión le haya hecho mucha gracia. Eso es lo que llaman, darle pasto a las fieras. Yo lo escucho, y me pregunto: ¿Cuánto hace que estamos en la mitad del arroyo?. ¿Este arroyo, incruzable, es el mismo que yo escuchaba mencionar, con caballo y todo, cuando era niño?. Si caballo y arroyo son los mismos - que sin duda lo son - estamos ante un problema serio: o el arroyo es muy ancho, y ya es río cuyas orillas se distancian continuamente, o ese caballo era un inútil y efectivamente había que cambiarlo por uno que sea buen nadador. Porque así no vamos a terminar nunca de cruzar el afamado arroyo. ¿A qué viene esa fidelidad inalterable hacia el caballo que siempre está en el medio y no termina nunca de cruzar?. ¿Qué compromiso hay, qué promesa se le hizo al equino que no permite poner otro en su lugar? Chifla usted entre dos dedos, o llama por el celular, y hace que le traigan un pingo de refresco, sea del pelaje que sea. Estoy de acuerdo en que no se pueda cambiar de caballo, ni de jockey, en la mitad de una carrera en el hipódromo sobre mil quinientos metros, pero en la mitad del arroyo, ¡vaya si se puede!. Ese animal ya estaba sacando escamas, y no sería extraño que, como en el cuento “Rodríguez”, de Paco Espinola, en cualquier momento se nos convirtiera en bagre. Y puesto a preguntar pregunto más: ¿No podremos cambiar el viejo matungo por una moderna 4x4, por un bote, por una lancha con motor fuera de borda?. ¿Hay algún artículo en la Constitución, que diga que el cruce tiene que ser a caballo?. Al final, pese a su convicción de que no se debe hacer, el Dr. Presidente, cambió de caballo. Sí señor. Lo malo es que el jinete no es criollo ni gaucho del sur. Es un vaquero del Norte. Porque nos distrajeron con el asunto del caballo malo, y no nos dimos cuenta de que el problema, realmente, estaba en el jinete. ¿Quién lleva las riendas?. No nosotros, por cierto. ¿Y el Dr. Batlle?. Va, apenitas, enancado, recibiendo, a las risas, los chicotazos de la cola del americano pingo.
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