HOY UN JURAMENTO, MAÑANA UNA PRISION
¿Qué te pasó Carmona?
Con motivo del golpe en Venezuela, se ha visto gente que de pronto tuvo que hacer contorsiones, flexiones, volteretas, reculones, tuvo que desdecirse, retorcerse, ensayar morisquetas, disimular, adecuar, reacomodar el cuerpo, la voz, el ademán, la mirada, las nalgas, el tono, la velocidad, el anillo de compromiso, el nudo de la corbata, el ojal del cinturón. Todo a la vez en breves instantes porque señoras y señores sorprendentemente vienen las sorpresas, y lo que recién era ya no es, y lo que es peor, ha vuelto a ser lo que era antes de ser esto que como terminamos de decir, ya fue. Y así no se puede. Como dijo aquel: tiene que haber un criterio. Porque este Chávez es un informal, a mí que no me digan, porque después que el Señor Carmona asumió con la mano así, mostrando la palma como para que le lean la suerte, después que el hombre juró, con su familia mirando, la Familia Carmona mirando emocionada, después que juró solemnemente, porque eso es lo que tiene la gente de bien y que le falta a este Chávez, solemnidad, porque si le restamos solemnidad a los actos políticos y sociales, económicos y culturales, si los vulgarizamos, si los ponemos al alcance de cualquiera, si dejamos que los comprenda hasta un analfabeto, si llegamos a esos extremos, se van a la mierda las sagradas diferencias, señor mío, y después de todo, decía, otra vez Chávez. Había que verle la cara a Carmona cuando juraba, santito. Solemne, responsable, asumiendo la Presidencia de la República de Venezuela, ya sin ese agregado provocador de “Bolivariana”, conque el otro resentido, porque hay mucho de eso, señora, resentimiento que ya les viene en el color de la piel, había rebautizado al país, como si nosotros cometiéramos la impudicia de introducir en República Oriental del Uruguay, la palabra “Artiguista” con la finalidad de potenciar un rumbo hacia la pendiente asignatura de que los más infelices sean los más privilegiados, y repartos de tierra y esas boberías, señora mía, que una cosa es democracia y otra es tirarle margaritas a los chanchos, y es hora de que pongamos las cosas en su lugar y por favor no se me distraiga. Ni tiempo a entibiar el sillón presidencial le dieron al señor Carmona, que ya le vinieron con la noticia de que hiciera el bien de retirarse que había ocurrido un imprevisto, que no era nada personal pero se había detectado un error en su designación, y que el juramento lo podía retirar y usarlo en aquello que se le antojara, como ser jurarle fidelidad a la esposa, y a sus amantes (léase esto como se quiera) que también ellas, o ellos, necesitan amantes fieles, y que si así no lo hiciere vaya tranquilo que no habrá quien se lo demande. Pero no bastó el papelón de tener que dejar el sillón de Miraflores sin haber posado sus sentaderas en él, ocupado en disolver el poder legislativo y el judicial, y en resolver mandar a Chávez fuera del país que por algo soy el flamante Presidente y estoy de estreno carajo, no bastó que lo despojaran del mandato presidencial que asumiera con total responsabilidad como corresponde a un señor industrial líder de Fedecámaras, sino que en un descuido, parece mentira señora, los mismos que lo pusieron y lo sacaron, lo metieron preso por usurpación de cargo público, y andá a jurarle a Magoya. Algunos familiares, que suelen ser los peores, alguno de esos cuñados envidiosos que nunca faltan en toda familia, al verlo salir ya sin mando y en cana, con más ironía que interés por su destino le preguntó a la pasada: “¿Qué te pasó, Carmona?”. Y Carmona nada. En esas horas, en el mundo, y en nuestro país que al mundo pertenece como el que más, los contorsionistas de siempre, tomados de sorpresa, dudaron, consultaron, comprobaron e iniciaron un espectacular show de piruetas en el aire. Algunos, bien de reflejos y atentos a los posibles caprichos de la historia, hicieron su voltereta con elegancia y cayeron parados. Otros, todavía no han regresado a tierra.
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