NUEVOS HORIZONTES

Sabido es que esta crisis de ahora no es de ahora, sino que se viene arrastrando desde hace muchos años. Si uno la observa detenidamente, notará que de tanto arrastrarse es una crisis sucia, llena de pelusas, de arañones, machucada y abollada. Arrastrada por capital e interior, tanto luce manchas de aceite y olor a gasoil de la ciudad, como abrojos prendidos y mordeduras de yarará. Por definición, crisis debiera ser momento culminante, es decir culminar en algo, pero la nuestra se niega a culminar y se arrastra.
A diferencia de una zapatilla usada como chancleta, la crisis se arrastra pero no se gasta. Este tipo de crisis arrastrada, arrastra, a su vez, a muchos uruguayos hacia la búsqueda de nuevos horizontes. Yo, como tantos un día, salí en busca de horizontes nuevos. En realidad no me importaba mucho que fuesen realmente nuevos, es decir horizontes sin estrenar. El horizonte es fácil de ubicar por su horizontalidad. Si el horizonte fuera vertical todo sería muy distinto. Entre otras consecuencia no menos graves, los pintores paisajistas tendrían que darle un vuelco de ciento ochenta grados a sus bastidores y pintar parados. Salí un día, como digo, en busca de otros horizontes. Conocía pocos. El más a mano era el visto desde Playa Ramírez, y el más a trasmano lo fui a ver desde Cabo Polonio. La distancia, desde la orilla, me pareció la misma en las dos playas, pero alguien me dijo que eso tenía que ver con el estilo democrático y equitativo de nuestro país, cosa que le creí porque me gustó. Pero yo quería ir en busca de nuevos horizontes y salí del país, viajé, volé, navegué por ríos en medio de la selva, caminé por inhóspitos senderos, contraté guías y baqueanos hasta que trepé a lo más alto de una montaña. Desde la cumbre lo vi. Nada se interponía entre los dos. Era un horizonte circular, completo. Yo giraba y allá estaba él, en una línea sin interrupciones. Pero, al calcular, a golpe de ojo, comprobé que se encontraba a la misma distancia que el visto desde la Playa Ramírez. Entonces me vine.